viernes, 22 de agosto de 2008

"Fido", de Andrew Currie


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Fido"/ Dirección: Andrew Currie/ Guión: Robert Chiomak y A. Currie/ Producción: Blake Corbett y Mary Anne Waterhouse/ Fotografía: Jan Kiesser/ Montaje: Roger Mattiussi/ Música: Don MacDonald/ Efectos Visuales: James Tichenor/ Reparto: Carrie Ann-Moss, Dylan Baker, Billy Connolly, K'Sun Ray, Tim Blake Nelson, Aaron Brown, Brandon Olds, Mary Black, Henry Czerny, David Kaye, Lynn Pendleton, Rob LaBelle, Raymond E. Bailey. Canadá, 2006. Color. 91'

"Fido" es una de esas agradables y sanas sorpresas que dan fe de que no todo está contado, ni siquiera dentro de los géneros o subgéneros más explotados. Y es que si uno se preguntaba si a estas alturas era posible abordar una peli de zombies desde un punto de vista original, aquí vemos que la respuesta es radicalmente positiva.

Es cierto que hace pocos años apareció "Shaun of the Dead" (absoluta gozada de película, por otro lado), pero Andrew Currie utiliza otra clase de elementos y vías para construir su particular odisea zombie. Por cierto, no deja de ser curioso que ninguna de ambas comedias sea estadounidense. La una británica y la otra (la que nos ocupa hoy) canadiense.

Fido es un zombie que, en el imaginario universo de Currie, (un universo muy cercano al reconocible ámbito de los años cincuenta en Estados Unidos), es utilizado al modo en que lo son el resto de zombies en dicho mundo. Es decir, como criados, animales de compañía, etc. Están convenientemente domesticados, gracias a una gran corporación y sus aparentemente infalibles collares que controlan la voluntad de los no muertos. Un chaval, miembro de una típica familia del lugar y el momento, querrá convertir a su zombie doméstico (el tal Fido) en algo más. En un amigo. Y ahí empezarán los problemas. Collares que fallan, desmembramientos ocasionales, plagas de muertos vivientes fuera de control...

Currie se sirve de un humor que navega entre lo amable y lo gamberro, jugando con la ambientación y la tipología de los personajes. Entre ellos encontramos al gran Dylan Baker, al que todavía nos cuesta imaginar en otra piel que no sea la del padre pedófilo de "Happiness", pero que aquí está tan magnífico como siempre, en cualquier caso. Amén de rostros igualmente conocidos, como los de Carrie Ann-Moss impecablemente caracterizada como madre de familia típicamente americana o Tim Blake Nelson.


Son diversas las circunstancias que convierte a esta película en un producto tan atractivo. Pero si una destaca por encima de todas es su tono de agradable comicidad, con momentos que pueden recordar, sobretodo por la utilización del núcleo familiar conservador típicamente yanqui, a obras de gente como John Waters, tan proclives a ridiculizar y escarbar en las entrañas de toda esa impostada brillantez superficial.

En todo caso, el triunfo más grande que cabe atribuir a los creadores de "Fido" es la capacidad para elaborar algo distinto, aunque los ingredientes sean sobradamente conocidos. Es de esa forma, como se consiguen obras perdurables. Y "Fido" lo es. Bastante más que las últimas y aburridas películas de zombies del propio Romero, o infumables sagas como la de "Resident Evil", con ese absurdo empeño de tomarse en serio a sí mismas. Por cierto, que no cuesta mucho reconocer en el zombie protagonista a aquel entrañable muerto viviente con el que el científico de "El día de los muertos" experimentaba bajo tierra, buscando domesticarle.

En ese sentido, repito que la gracia y el valor de los artífices de "Fido" no radica únicamente en establecer un punto de partida más o menos novedoso y original, sino también en ser capaces de desarrollar acertadamente la idea, hasta completar una obra que si bien no alcanza los niveles de excelencia como para convertirla en una pieza maestra, sí constituye un notable divertimento. Sobretodo si uno es aficionado al cine de zombies y a los universos creativos de los grandes del fantástico moderno, como Tim Burton, por citar otra influencia palpable.

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