domingo, 31 de enero de 2010

"Marea de sangre", de Richard Jefferies


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "Blood Tide"/ Dirección: Richard Jefferies/ Guión: N. Mastorakis y R. Jefferies/ Producción: D. Langdon y N. Mastorakis/ Fotografía: Aris Stavrou/ Montaje: M. Bloecher y A. Valenzuela/ Dirección Artística: Aurelio Crugnola/ Música: Jerry Mosely/ Efectos Especiales: Yannis Samiotis/ Intérpretes: James Earl Jones, Jose Ferrer, Martin Kove, Lila Kedrova, Mary Louise Weller, Lydia Cornell, Deborah Shelton, Sofia Seirli, Despina Tomazani, Rania Photiou. USA-Grecia 1982. Color, 84'.

Si hablamos del género de terror y lo situamos en el ámbito del territorio de Grecia, es bastante probable que, en un momento u otro, aparezca por ahí el nombre de un tal Nico Mastorakis. Cineasta al que hemos podido ver en numerosas ocasiones, ya sea dirigiendo o bien escribiendo. Lo cierto es que no se ha caracterizado nunca por regalarnos trabajos distinguidos, a pesar de alguna cosita curiosa, como "Island of Death".

Aquí, de hecho, también encontramos una isla. Por supuesto, griega. Y Mastorakis (en este caso en labores de guionista y productor) presenta una trama que podría haber resultado ciertamente atractiva, atendiendo a la cantidad de elementos susceptibles de ser aprovechados... pero que finalmente se queda como un filme que, hablando en términos marinos, naufraga a las primeras de cambio.

Y ello a pesar de contar con una presencia tan conocida y fiable como la de James Earl Jones. Célebre intérprete de cine y televisión, que aquí se erige como el mayor reclamo de una película realmente discreta. También andan por ahí caras conocidas como las de José Ferrer y Lila Kedrova.


Una pareja acude, tras su matrimonio, a una isla donde parece haberse refugiado y/o perdido la hermana de él. Nada más llegar, se encontrarán con un peculiar personaje (Earl Jones) que, al parecer, esconde alguna que otra circunstancia oscura.

Lo cierto es que, a pesar de contar con unas localizaciones tan estimulantes y susceptibles de transmitir climas sugerentes, Richard Jefferies se muestra incapaz de, tras un primer tercio que parece apuntar cosas interesantes, mantener el más mínimo suspense. No digamos ya de conseguir un producto terrorífico mínimamente aceptable.

El personaje de Earl Jones acaba siendo más ridículo que otra cosa. La trama de sacrificios humanos en honor de una pretendida deidad marina acaba diluyéndose en secuencias interminables en las que no sucede absolutamente nada, con los personajes tomando el sol y paseando de aquí y allá (por momentos, la película casi parece un publirreportaje turístico de las islas griegas) y dejando toda la hipotética fuerza del filme reducida a un clímax resuelto de un modo torpe y carente de impacto alguno.

En definitiva, un despropósito de dimensiones considerables. A evitar.

sábado, 30 de enero de 2010

"La séptima mujer", de Franco Prosperi


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "La Settima Donna"/ Dirección: Franco Prosperi/ Guión: E. Sanzó, R. Migliorini y G. Mussetto/ Producción: Pino Buricchi/ Fotografía: Cristiano Pogany/ Montaje: Francesco Malvestito/ Diseño de Producción: Dario Micheli/ Música: Roberto Pregadio/ Intérpretes: Florinda Bolkan, Ray Lovelock, Flavio Andreini, Sherry Buchanan, Stefano Cedrati, Laura Tanziani, Laura Trotter, Karina Verlier, Luisa Maneri. Italia. 1978. Color, 89'.

El ámbito en el que se inscribe este filme no hace falta recordarlo. Se trata de una muestra más de las historias de venganzas sanguinolentas perpetradas contra el típico grupo (más o menos numeroso) de macarras abusones.

Todo empezó con "La última casa de la izquierda" (el título en inglés del filme que nos ocupa no ofrece lugar a dudas: "The Last House on the Beach") y siguió con obras como "I Spit On Your Grave", "Violación en el último tren de la noche", etc. etc. Casi siempre productos facturados en Italia y con altos índices de violencia.

El caso es que la de Prosperi es una de las más aceptables, cinematográficamente hablando. Siempre entendiendo lo de "aceptable" dentro de los márgenes discutibles, en cuanto a calidad, que ofrecen esta clase de películas. De calidad y de, ¿por qué no decirlo? niveles de sadismo y provocación que desprenden filmes así. Obras que parecen destinadas a un público especialmente morboso. Pero bueno, si Peckinpah y su "Perros de paja" ostenta un lugar destacado dentro de la historia del cine, ¿por qué no otorgar validez a propuestas que, al fin y al cabo, tampoco se alejan (en cuanto a intenciones) de aquélla?

Es posible que los italianos sean más directos y pasen de largo por las implicaciones y las lecturas morales de la trama, pero el caso es que aquí tenemos esta "La séptima mujer" protagonizada por dos actores a los que, curiosamente, hemos "visto" estos últimos días en el blog: Florinda Bolkan (nuevamente espléndida) y Ray Lovelock (bastante más discreto).


Bolkan interpreta a una novicia encargada del cuidado de un grupo de chicas que se verá asaltado por una banda de indeseables que acaban de robar un banco y necesitan esconderse. Al mismo tiempo, aprovecharán para dar rienda suelta a sus (previsibles) instintos más primarios.

Si el valor de esta película debe medirse en términos de ¿cumple con su cometido? Pues sí, sin ninguna duda. Es un filme que se ve con incomodidad, que transmite malas vibraciones y con el que el espectador sufre al identificarse con las víctimas (que es de lo que se trata). En ese sentido, más allá de la valía estrictamente cinematográfica, que es la que es y no se le puede ni debe exigir más, se trata de una obra correcta. Además, quienes vayan buscando que el preceptivo "estallido de violencia" que tiene lugar al final de esta clase de historias, sea lo suficientemente contundente, no quedarán decepcionados. Porque hay para dar y tomar.

Así pues, he aquí un trabajo más de Prosperi. Cineasta que nunca se distinguió por su "sutileza" ("Mondo Cane", "Adiós África"...) y que aquí nos ofrece un nuevo muestrario de su habitual modo de entender el cine. Desde luego, este señor no parece que vaya a tener algún día un monográfico elaborado por sesudos críticos en "Cahiers du Cinema".

viernes, 29 de enero de 2010

"La visión de Sabba", de Marco Bellocchio


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "La visione del Sabba"/ Dirección: Marco Bellocchio/ Guión: F. Pirani y M. Bellocchio/ Producción: Achille Manzotti/ Fotografía: Giuseppe Lanci/ Montaje: Mirco Garrone y M. Bellocchio/ Diseño de Producción: Giantito Burchiellaro/ Intérpretes: Beatrice Dalle, Daniel Ezralow, Jacques Webber, Corinne Touzet, Renata Leoni, Roberta Lena, Daniele Nuccetelli, Sasa Vulicevic, Raffaela Rossellini, Stefano Abbati, Omero Antonutti, Eleonora Di Mario. Italia-Francia. 1988. Color, 89'.

Bellocchio es uno de esos cineastas que habitualmente parecen más preocupados por mostrar a toda costa su talante "voyeur" que por narrar historias más o menos consistentes. Le pasa un poco como a nuestro Bigas Luna. Uno se imagina a estos cineastas haciéndose toda clase de... cábalas mentales (digámoslo así) a la hora de fijarse en una actriz determinada y cuando ya está "localizada", pues le montan una película alrededor suyo.

A veces les sale mejor y a veces les sale peor. Y en el caso de Bellocchio, pues bueno, sus pelis no han pasado nunca de discretas. Posiblemente la que le ha dado más caché fuera de sus fronteras es la que realizó inmediatamente anterior a ésta que nos ocupa, es decir, "El diablo en el cuerpo".


Si en aquélla, la "musa" inspiradora había sido Maruschka Detmers, en esta ocasión, el papel recayó en la asimismo hermosa Beatrice Dalle. Una actriz francesa recordada sobretodo gracias a su deslumbrante debut en "Betty Blue" y vista últimamente en la burrísima "A L'Interieur", que aquí nos regala su atractiva presencia y a Bellocchio seguramente le debió arrancar más de un suspiro durante el rodaje.

Lo que se nos cuenta en "La visión de Sabba" es, como se puede suponer, más bien poca cosa. La trama consiste en apenas un esbozo que luego el director se encarga de estirar del modo más artificioso posible, a fin de recrearse en pasajes muy visuales, sin apenas diálogo y pretendidamente "artísticos" que narrativamente van minando la obra, en lugar de engrandecerla.

Dalle interpreta a una presunta bruja (al menos, eso dice ella) que ha sido acusada de asesinato y a la cual un joven recién licenciado deberá tratar y que, como no puede ser de otro modo, acabará rendido a sus diabólicos encantos. Y si no diabólicos, por lo menos, carnales.


El asunto no deja de ser curioso, porque Dalle, además de muy guapa, es una actriz más que interesante. Lo mismo que su compañero de reparto, el mucho más desconocido Daniel Ezralow, que aquí da muestras de ser un intérprete muy competente. Desde luego, bastante más que lo que su personaje y la película en sí requerirían. Y es que el cineasta italiano se muestra incapaz de conseguir nada medianamente atractivo, pese a la buena materia prima de la que dispone.

Así, tras un planteamiento donde se apuntan algunos rasgos de indudable interés, en cuanto a la historia que se va a contar, Bellocchio se pierde en secuencias de cansinas coreografías (Ezralow es coreógrafo, de hecho) y, como ha quedado dicho, de una presunta intencionalidad artística, que a la postre no conducen a nada. De tal modo que, lo que podía haber sido una trama turbadora y sugerente acerca del poder del sexo y de la manipulación femenina, acaba pareciendo más bien uno de esos pastosos retablos de baile dirigidos por Carlos Saura, pero sin fotografía de Storaro.

jueves, 28 de enero de 2010

"La revancha del reportero radiactivo", de Craig Pryce


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: "Revenge of the Radioactive Reporter"/ Director: Craig Pryce/ Producción: C. Pryce/ Guión: D. Wiechorek y C. Pryce/ Fotografía: Paul Sarossy/ Montaje: Gary Zubeck/ Efectos Visuales: John Gajdecki/ Intérpretes: David Scammell, Kathryn Boese, Randy Pearlstein, Derrick Strange, Erich Arenson, Mel Asbor, Paul Lamothe, Jane Edmonson, Larry Baker, Ron Becker, Andre Biglo, Dace Broc, Larry Brown, Eric Bryson, Malcolm Bryson, Joan Cammick. Canadá. 1990. Color, 80'.

Como si no fuesen ya de por sí peligrosos los paparazzis sin radiactividad ni nada. En fin... tras este inolvidable título, encontramos la ópera prima de Craig Pryce, un cineasta que al parecer probó suerte con filmes como éste, pero que finalmente (como tantos otros) acabó con sus huesos en el ámbito de la televisión dirigiendo episodios diversos de series igualmente diversas.

La idea de esta película canadiense, con todo lo de psicotrónico y aparatoso que tiene su título, no es nueva para nada. En realidad, se inscribe dentro de los esquemas típicos de historias como "El Fantasma de la Ópera", por citar el referente más clásico. Pero de igual modo, podríamos encontrar referentes mucho más nuevos en obras como "Darkman" de Sam Raimi.

En definitiva: un vengador desfigurado que regresa de allá dondequiera que le mandasen sus enemigos para hacer justicia. Lo hemos visto cientos de veces, ¿verdad?

En esta ocasión, se trata de un reportero más dicharachero que la Rana Gustavo y que pretende levantar la voz acerca de los turbios manejos de una central nuclear y sus propietarios. Curioso, en estos días en que el tema de la energía nuclear y sus riesgos vuelven a estar de plena actualidad. En realidad, nunca ha dejado de estarlo. Recordemos las clásicas pelis de CF de los años cincuenta y sesenta, protagonizadas por bichos mutantes y agigantados por los efectos de la ciencia y su mal uso.


La cuestión es que, en el caso que nos ocupa, el reportaje en cuestión acabará en tragedia (provocada) y dará lugar al retorno del periodista convenientemente "aderezado" con residuos y malformaciones varias.

El filme está construido con los mimbres de la comedia ochentera más típica, con personajes abiertamente ridículos, situaciones de enredo y demás elementos cómicos de producto más o menos juvenil.

A pesar de ello, Craig Pryce tampoco rehúye del todo el tono más terrorífico y específicamente sangriento (hay un par de momentos incluso gore) y hasta se permite tratar el argumento desde un punto de vista de cierto dramatismo, en especial dentro de lo que atañe a la relación entre el reportero (ya desfigurado y repulsivo) y su atribulada novia.

En cualquier caso, nada de todo ello sirve para que la película pase de un entretenimiento totalmente intrascendente. A pesar de algún destello aislado de brillantez, "La revancha del reportero radiactivo" no va más allá de ser una broma de las que no perviven, pero tampoco molestan. En un momento dado puede servir como tránsito jocoso entre películas más sustanciosas, dentro de un buen maratón de cine de terror. Total, las hemos visto mucho peores y con muchas más pretensiones.

miércoles, 27 de enero de 2010

"Huellas de pisadas en la Luna", de Luigi Bazzoni


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: Le Orme/ Director: Luigi Bazzoni/ Producción: Luciano Perugia, Marina Cicogna/ Guión: Luigi Bazzoni, según la novela Le orme, de M. Fanelli/ Fotografía: Vittorio Storaro/ Música: Nicola Piovani/ Montaje: Franco Arcalli/ Efectos Especiales: Carlo Ventimiglia/ Intérpretes: Florinda Bolkan, Peter McEnery, Lila Kedrova, Nicoletta Elmi, Klaus Kinski, Caterina Boratto, Evelyn Stewart, Esmeralda Ruspoli, John Karlsen, Rosita Torosh. Italia. 1975. Color, 93'.

En los años setenta, los bolsilibros o también llamadas "novelas de a duro" arrasaban en los kioskos. Entre sus autores, muchos de ellos más que estimables, brillaba con luz propia un nombre: Silver Kane (Francisco González Ledesma). Y destacaba porque sus narraciones, da lo mismo el género en el que se incluyesen, se caracterizaban por unas atmósferas verdaderamente peculiares. Especialmente las de terror.

No hay por qué ser un erudito en bolsilibros de terror de Silver Kane para disfrutar con esta singular película de Bazzoni, desde luego. Pero sí resulta agradable constatar que en muchas ocasiones, aunque los creadores no estén en modo alguno relacionados o "interconectados", son capaces de pergeñar obras con características similares. Tal vez por inspirarse en parecidos estímulos y coincidentes formas de entender la realidad, o más bien lo que acecha tras ella.

En "Huellas de pisadas en la Luna" la protagonista casi absoluta es Florinda Bolkan. Una muy buena actriz a la que pudimos ver en las primeras y más que reivindicables películas de terror de Lucio Fulci ("Angustia de silencio", "Una lagartija con piel de mujer"...) y a la que en España se recuerda también por la célebre serie sobre la mafia "La Piovra", emitida a finales de los ochenta.

Bolkan interpreta a Alice, una mujer que trabaja de traductora-intérprete y que, de repente, se da cuenta de que ha "perdido" tres días de su vida sin saber cómo ni por qué. A partir de ese momento, se verá inmersa en una atmósfera casi surrealista llena de misterios y amenazas inconcretos, de los que intentará desentrañar el origen. Un origen que parece extrañamente relacionado con el satélite lunar y una dramática expedición al mismo.

El filme no es "fácil", en el sentido de que el espectador debe poner de su parte para dejarse contagiar por esa atmósfera absolutamente onírica (cuando no pesadillesca) que lo envuelve todo. Una atmósfera a ratos insinuada y a ratos plasmada en imágenes plagadas de poder sugestivo, de la que el personaje de Bolkan queda presa y que se refleja a las mil maravillas en sus rasgos atractivos y duros a la vez. Alice camina por esos escenarios misteriosos (aunque no explícitamente tétricos) que parecen reconocerla y acecharla a un tiempo, como quien camina en mitad de un sueño del que no consigue despertar.

Aquí no encontraremos pasajes violentos o sanguinolentos. En ese sentido, estamos más cerca de los terrenos de un Lynch o incluso de un Fellini, que de Bava o Argento. Sin embargo, algo de las atmósferas "giallo" también asoman por la cinta, asemejándola en parte a algunas obras de Pupi Avati. En cualquier caso, la fuerza de las imágenes con una maravillosa fotografía del gran Vittorio Storaro lo llenan todo, amén de una exquisita partitura de Nicola Piovani.

Ni siquiera el hecho de que (como por otro lado se adivina) el guión no llegue a "cerrar" del todo los enigmas de la trama, juega en contra del filme. Al contrario, elementos como la no explicada presencia del personaje de Klaus Kinski, o la propia secuencia final, dejan un poso de inquietud que no hacen sino refrendar todo lo apuntado a lo largo de la película.

Con ello, "Le Orme" se convierte en la que es seguramente la mejor película de su director. Un cineasta que no fue nada prolífico, pero que nos dio muestras tan valiosas para el género como "El día negro" o "La mujer del lago". O lo que es lo mismo: un giallo atípico ("Le Orme"), otro típico ("El día negro") y un pre-giallo ("La mujer del lago"). Auténticas gemas del terror y el suspense transalpino, las tres.

martes, 26 de enero de 2010

"No profanar el sueño de los muertos", de Jorge Grau


FICHA ARTÍSTICA:

Dirección: Jorge Grau/ Guión: S. Continenza, M. Coscia, J. Cobos y M. Rubio/ Producción: Edmondo Amati/ Fotografía: Francisco Sempere/ Música: Giuliano Sorgini/ Montaje: D. García y V. Tomassi/ Diseño de Producción: Carlo Leva/ Efectos Especiales: J.A. Balandín y L. Byrd/ Maquillaje: Giannetto De Rossi/ Reparto: Cristina Galbó, Ray Lovelock, Arthur Kennedy, Aldo Massasso, Giorgio Trestini, Roberto Posse, José Lifante, Fernando Hilbeck, Jeanine Mestre, Gengher Katti, Vera Drudi. España-Italia, 1974. Color. 89'

De la misma forma que hay títulos que, por sus características, son más o menos representativos de una época o estilo determinados, los hay que han quedado como auténticos baluartes de todo ello. Así que, al igual que para referirnos al giallo resulta obligado citar filmes de Bava o Argento y todo el mundo sabe de lo que se está hablando, al nombrar el Fantaterror hispano, del mismo modo que la figura de Paul Naschy brilla con luz propia, también lo hacen títulos como éste de Jorge Grau.

Un Jorge Grau que ya había dado muestras poco antes de su gran capacidad para el género, en la también valiosa "Ceremonia sangrienta". Pero que aquí, de alguna manera, sienta las bases de lo que será, a nivel europeo, el subgénero de zombies o muertos vivientes, a lo largo de los años venideros.

Todo nace, como cuenta el propio director catalán, del empeño por parte de un productor italiano (Edmondo Amati, habitual productor de Fulci, entre otros) en llevar a la práctica la idea de narrar algo muy similar a "La noche de los muertos vivientes" (auténtico boom de seis años antes) pero en color. Aprovechar las enormes posibilidades que el color ofrecía a un tipo de historias así.


De ese modo, Grau lleva a la pantalla el guión primerizo de un par de italianos, posteriormente retocado por Juan Cobos y Miguel Rubio (he aquí a dos tertulianos de Garci metiéndose de cabeza en un género y en un tipo de cine al que años después, en dichas tertulias televisivas, mirarían con ojos desdeñosos). En fin, cosas que pasan.

Todo empieza de un modo muy similar al del filme de Romero. Dos jóvenes que acaban de conocerse accidentalmente se ven obligados a compartir viaje hasta una pequeña localidad de Escocia donde a ambos les aguardan cosas tan diversas como una extraña máquina para acabar con los insectos del campo, una hermana drogadicta con un marido recién asesinado, un policía más fascistoide que Bronson en una butifarrada popular de Vic... y claro está... los muertos vivientes.

Unos zombies, la primera aparición de los cuales, tendrá lugar en la forma y el aspecto de un magnífico Fernando Hilbeck en una secuencia que, de nuevo, recuerda a la película de Romero, con el muerto viviente asomando desde la lejanía y dirigiéndose hacia la incauta y desprevenida joven (Cristina Galbó) que apenas será capaz de escapar a ese primer e inesperado horror.

A partir de ahí, momentos de una enorme y bien tratada tensión terrorífica, como la secuencia en la cripta del cementerio o ese clímax final en el hospital, auténticamente brillante.


Claro está, también encontramos algún que otro defecto. Especialmente en lo relativo al guión. Hay algún aspecto ahí no ya discutible, sino directamente risible. El personaje del policía (estupendo por otra parte Arthur Kennedy) y sus malas relaciones con el joven hippie y despreocupado (Ray Lovelock) en una especie de alegato en favor de las nuevas generaciones, lo mismo que ese mensaje ecológico de patio de colegio al que da lugar el origen y proceso de zombificación de los cuerpos, o la presencia de las drogas como elemento escandaloso, tan de la época. Eso por no hablar del inverosímil epílogo.

En ese sentido, la película casi podría meterse en el saco de los productos más casposos del terror setentero y ochentero hispano-italiano.

Sin embargo, es tan bueno el aprovechamiento de los escenarios (tanto en exteriores como en interiores), así como las mencionadas muestras de terror palpable (con unos logrados efectos gore, magistrales para la época), que el cómputo final de la obra la sitúan a un nivel que, por otro lado, es el que merecidamente ocupa a día de hoy. Esto es: una de las muestras más granadas y representativas del género en España, que traspasó fronteras y se convirtió por derecho propio en un referente para todo lo que vino después.

lunes, 25 de enero de 2010

"Believers", de Daniel Myrick


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Believers"/ Dirección: Daniel Myrick/ Guión: J. Fair, D. Noah y D. Myrick/ Producción: T. Krantz, S. Papazian y D. Myrick/ Fotografía: Andrew Huebscher/ Música: Kays Al-Atakchi/ Montaje: Robert Florio/ Diseño de Producción: Carol Winstead Wood/ Efectos Visuales: Thomas D. Moser/ Reparto: Jon Huertas, Kyle Adahl, Nino Aldi, June Angela, Daniel Benzali, Elizabeth Bogush, Saige Ryan Campbell, Cullen G. Chambers, Michael Childers, Jordan Dang, John Farley, Jennie Floyd, Michael Folkerds, Michael Gregory, Carolyn Hennesy, Charles Hirsch. USA, 2007. Color. 98'

El que nace mediocre y vive mediocre, lo más normal es que se muera mediocre. Aunque en un momento dado la fortuna, el azar, la casualidad o lo que sea, hiciesen sonar la flauta del modo adecuado y sin desafinar, lo cierto es que la capacidad artística de Daniel Myrick es mediocre. Y la flauta (o sea, "The Blair Witch Project") sonó por sonar.

"Believers" es una nueva muestra palpable de que lo conseguido por Myrick (y su "compi" Sánchez, porque lo mismo vale para él) en "The Blair Witch Project" fue algo de un valor indiscutible, aunque cabría analizar hasta qué punto el valor en sí corresponde al material cinematográfico o bien a la habilidad para saber "venderlo", pero completamente casual.

Con todo, esta historia de sectas apocalípticas protagonizada por dos polis que van a dar con sus huesos en las interioridades de un grupo de sectarios obsesionados (cómo no) con el fin del mundo a partir de complejos cálculos matemáticos, tampoco sería justo calificarla como bodrio.

Porque lo cierto es que desde un primer momento queda tan claro su nivel: esto es, el mercado videográfico o televisivo, que no queda más remedio que situar las expectativas a la altura de lo que cabe esperar de cualquier telefilme actual de género. En el mejor de los casos, como un episodio más o menos inspirado de "Expediente X".

Mucho de ello hay aquí. Y en ese sentido, decepciona lo justo. Posiblemente porque el tema de las sectas en la actualidad aún no está tan sobreexplotado como otros, porque la narración avanza sin demasiados baches de ritmo, o por ese resquemor que el espectador no puede dejar de sentir al respecto de si los vaticinios fatídicos de los "iluminados" se cumplirán o no finalmente, el caso es que la película se deja ver.

Pero ni en el apartado interpretativo, compuesto por rostros eminentemente televisivos como el de Daniel Benzali ("Murder One", "Policías de N.Y."...) encontramos grandes atractivos, ni en cuanto a la dirección propiamente dicha hallaremos nada que valga la pena ser destacado. En cuanto a las "sorpresas" (posibles o no) del guión, que opine cada cual. Fox y Mulder seguro que encontraron motivos mucho más consistentes para quedarse con cara de póker en muchas de sus correrías.

domingo, 24 de enero de 2010

"Cuerpo maldito", de Eric Red


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Body Parts"/ Dirección: Eric Red/ Guión: N. Snider y E. Red sobre una novela de P. Boileau y T. Narcejac/ Producción: Frank Mancuso, Jr./ Fotografía: Theo Van de Sande/ Música: Loek Dikker/ Montaje: Anthony Redman/ Diseño de Producción: Bill Brodie/ Dirección Artística: Alicia Keywan/ Efectos Especiales: Joe Campana/ Reparto: Jeff Fahey, Kim Delaney, Lindsay Duncan, Zakes Mokae, Brad Dourif, John Walsh, Paul Ben-Victor, Peter Murnik, Nathaniel Moreau, Sarah Campbell, Andy Humphrey, Lindsay Merrithew, James Kidnie. USA, 1991. Color. 84'

Eric Red es un director y guionista estadounidense que, además de ser conocido (aunque sin exagerar) por su películas, se ha caracterizado sobretodo por participar en los guiones de otra directora, también estadounidense: Kathryn Bigelow. Con ella ha colaborado en títulos tan célebres como "Los viajeros de la noche" o "Acero azul". Sin duda, dos de las mejores obras de la Bigelow. Pero aquí, en "Cuerpo maldito", Eric Red es el primer y último responsable, a pesar de basarse en el texto original de una novela francesa y de haber escrito el guión en colaboración con otras personas.

Un guión que, por cierto, tampoco ofrece un argumento excesivamente novedoso u original. Conoceremos a un psicólogo criminal que, tras sufrir un aparatoso accidente de tráfico, consigue conservar la vida, no sin sufrir graves secuelas, siendo la principal de ellas la pérdida de uno de sus brazos. A todo esto, la doctora que le trata, le propondrá (o mejor dicho, a la esposa del accidentado, ya que él permanece aún inconsciente) la posibilidad de un injerto. Como no podría ser de otro modo, el brazo original pertenecerá a un asesino, con lo que la extremidad no tardará en manifestar vida propia y un comportamiento "poco apropiado".

Es decir, la enésima variante sobre el mito de Frankenstein, los mad doctors que experimentan con miembros humanos, etc. Ni siquiera en la época actual es una idea tan novedosa, ya que sin ir más lejos, Oliver Stone contó algo si no idéntico, sí bastante similar en "La Mano", de 1981, no siendo ni mucho menos el único en abordar este tipo de historias.


En esta ocasión, el brazo no "funciona" solo como le ocurría al pobre Michael Caine en la peli de Stone, pero sí influye de forma decisiva en la psique de su nuevo propietario. Un personaje interpretado por Jeff Fahey, actor que por cierto, ya de por sí está dotado de unos rasgos faciales tirando a turbios.

En el apartado interpretativo también destacan las presencias de Brad Dourif y de la escocesa Lindsay Duncan en el papel de la doctora que efectúa la operación y que, como suele suceder en estos casos, esconde algo tras su aparentemente profesional comportamiento. Una Lindsay Duncan de la que todavía recordamos su papel de Dolphin Blue en la magistral "The Reflecting Skin", de Philip Ridley y que ha desarrollado la práctica totalidad de su carrera en Inglaterra, siendo "Cuerpo maldito" una de las escasas excepciones.

Realmente poco puede destacarse de este filme. Ni en positivo, ni en negativo. A pesar de funcionar como narración de horror, con unos muy correctos efectos especiales, resulta bastante previsible y tampoco parece que aproveche del todo las posibilidades que la idea principal ofrecía. No hubiera ido nada mal, sin ir más lejos, potenciar los aspectos más dramáticos de la misma. La factura final de la obra de Red es la de una serie B funcional, pero olvidable.

sábado, 23 de enero de 2010

"Home Movie", de Christopher Denham


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Home Movie"/ Dirección y Guión: Christopher Denham/ Producción: W. M. Miller y A. Van Den Houten/ Fotografía: W. M. Miller/ Música: Ryan Shore/ Montaje: John T. Miller/ Diseño de Producción: Emilie Ritzmann/ Dirección Artística: Brian Rzepka/ Reparto: Adrian Pasdar, Cady McClain, Amber Joy Williams y Austin Williams. USA, 2008. Color. 77'

Pues he aquí la sopresa de la semana, en lo que a reseñas se refiere. Lleva el adecuadísimo título de "Home Movie", que en principio parecería alejarla por completo del cine de terror y está dirigida por el novel Christopher Denham, que fue premiado (con todo merecimiento) en Sitges 2008 por ésta, su ópera prima. Un joven actor metido a director que podría dar que hablar en el futuro.

Y es que uno se enfrenta a esta película sabiendo que es una de ésas que están tan de moda, realizadas y contadas con cámara en mano (tenemos este mismo año la cacareada "Paranormal Activity", reseñada hace unas semanas) y por lo tanto, como siempre que uno se halla ante un producto aparentemente coyuntural y posiblemente perecedero, la predisposición no acostumbra a ser demasiado positiva.

Sin embargo, hay que decir que en este caso concreto, la sorpresa ha sido, si no mayúscula, sí considerable.


El filme está protagonizado por una familia más o menos normal: el papá pastor (de rebaños humanos), la mamá psiquiatra y los niños... bueno, los niños no tienen profesión definida, pero apuntan maneras de psicópatas profesionales. Precisamente la diferencia de criterios en cuanto a las creencias de los progenitores a la hora de abordar los acontecimientos dan bastante juego al director.

La historia está narrada con cámara en mano, como ha quedado dicho. Y Denham lo hace a partir de las distintas festividades (navidad, acción de gracias, halloween, etc.) que podría utilizar cualquier familia americana para sacar a pasear a la cámara doméstica. Cámara que será testigo de todos esos acontecimientos aparentemente banales, pero que poco a poco y de forma progresiva irán tiñéndose de una perturbadora oscuridad.

Es obvio que la película está muy bien pensada. Del mismo modo, tampoco se puede ocultar que la opción de la cámara en mano no siempre está del todo justificada (seguramente el hándicap más grande al que se enfrentan esta clase de narraciones), pero el nivel del filme es tan bueno, que esto último puede pasarse perfectamente por alto.

Junto a momentos francamente hilarantes (la cena de acción de gracias, más propia de un filme de humor absurdo que de una historia de terror) encontraremos otros mucho más incómodos e inquietantes, que es a la postre de lo que se trata. Además hay que destacar que el uso de la cámara no se hace para nada "mareante", como sí sucede en otras ocasiones.


La voz cantante la lleva el padre, (excelente Adrian Pasdar, visto en series como "Héroes" o "Mujeres desesperadas") que asiste en sus filmaciones a la creciente malignidad que se va apoderando de sus vástagos, pasando de la travesura infantil más o menos descerebrada a la auténtica psicopatía asesina. En ese sentido resulta muy lograda la estructura del filme, compuesta por los diferentes segmentos aludidos y acabando cada uno de ellos con un hallazgo macabro (cada vez más macabro) que pondrá fin a la "sesión de grabación" correspondiente.

Lo dicho, nos hallamos ante una pequeña gran sorpresa que merece la pena ser destacada. Especialmente cuando aún tenemos tan reciente el éxito de "Paranormal Activity", que sin ser en absoluto un producto fallido, a mi juicio se ve bastante superado por esta vitriólica y gamberrísima "Home Movie".

viernes, 22 de enero de 2010

"Madhouse", de Ovidio G. Assonitis


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "There Was a Little Girl"/ Dirección: Ovidio G. Assonitis/ Guión: S. Blakely, R. Gandus, P. Shepherd y O. Assonitis/ Producción: P. Shepherd y O. Assonitis/ Fotografía: Roberto D'Ettore Piazzoli/ Música: Riz Ortolani/ Montaje: Angelo Curi/ Maquillaje: N. Jacoponi y G. Zamprioli/ Reparto: Trish Everly, Michael McRae, Dennis Robertson, Morgan Hart, Allison Biggers, Edith Ivey, Richard Baker, Don Devendorf, Jerry Fukijawa, Doug Dillingham, Joe Camp. Italia, 1981. Color. 89'

De este cineasta egipcio afincado en Italia ya reseñé por aquí hace algún tiempo su película más conocida "Chi Sei?". Ahora le toca el turno a esta otra, no tan célebre (siempre hablando en el ámbito del aficionado más o menos avezado) pero, sin embargo, con bastante más interés, a pesar de tratarse de otro filme de limitado valor. Filme facturado y producido en Italia, con reparto anglosajón y también conocido con el título en inglés de "There Was a Little Girl".

En esta ocasión la protagonista (Trish Everly, bastante insulsa) vuelve a ser femenina y de mediana edad, pero a diferencia de la otra, ésta no está poseída por ningún demonio, sino que más bien se siente acosada por la figura (en primer lugar etérea y luego no tan etérea) de su hermana gemela, de la que se separó años atrás, a causa de los graves trastornos mentales que padecía. El caso es que, acercándose el cumpleaños de Julia (la protagonista), la loca se escapa de la institución mental donde se hallaba recluida y se "autoinvitará" al cumpleaños de su hermana (y al suyo propio) dejando un rastro de colorcillo tirando a rojo a sus espaldas.

Tras lo que parece ser una trama que a los quince minutos ya está totalmente dibujada, el guión del filme introduce de repente otro elemento perturbador (que no conviene desvelar), y que parece romper de una forma algo absurda la aparente ruta trazada. De ahí que la película se muestre un poco desequilibrada, en el aspecto argumental. Culpa, tal vez, de estar escrita a ocho manos (nada menos), circunstancia coincidente con el caso de "Chi Sei?", por cierto.

Eso sí, de fondo siempre está la figura de la protagonista, como víctima propiciatoria de todos los miedos que irán desencadenándose a su alrededor, hasta desembocar en un desenlace previsible pero con cierto encanto "granguiñolesco". Aunque ello lleve consigo momentos tan gratuitamente dramáticos (casi diría que obscenos) como el protagonizado por el niño sordomudo.

Por otro lado, hay secuencias alargadas de un modo innecesario, pese a que después Assonitis nos "compense" con un nivel de truculencia aceptable, Riz Ortolani ofrezca una de sus interesantes partituras, o el televisivo Dennis Robertson (posiblemente lo mejor de todo) se luzca con su personaje, destacando entre un elenco de secundarios de lo más gris. De todos modos, la endeblez del guión sobrevuela a lo largo de la hora y media que dura la peli.

"Madhouse" es una obra ciertamente singular. Que bascula entre lo malsano y lo absurdo de una forma bastante descontrolada. Y que tras el aparente esquema de un slasher, presenta un trasfondo de un "italian horror" setentero con cierta atmósfera. El resultado es, a la postre, tan deslavazado como curioso.

jueves, 21 de enero de 2010

"La Mansión de los Condenados", de Michael Pataki


FICHA ARTÍSTICA:

Título Original: "Mansion of the Doomed"/ Dirección: Michael Pataki/ Guión: Frank Ray Perilli/ Producción: Charles Band/ Fotografía: Andrew Davis/ Música: Robert O. Ragland/ Montaje: Harry Keramidas/ Maquillaje: M. Bacarella y T. Hoeber/ Reparto: Richard Basehart, Gloria Grahame, Trish Stewart, Lance Henriksen, Al Ferrara, Jo D'Amore, Donna Andresen, Marilyn Joi, Katherine Fitzpatrick, Katherine Stewart, Vic Tayback, Simmy Bow, Arthur Space. USA, 1976. Color. 83'

A pesar de lo que el título de la peli puede dar a entender, no nos hallamos ante la clásica historia de casas encantadas. De eso nada. De hecho, si el título tuviese que atender fielmente a lo que se nos cuenta, sería mucho más adecuado haberla llamado "El ataque de los vivos sin ojos", haciendo un juego de palabras con la simpática cinta de Ossorio.

De todos modos, tampoco el título resulta del todo desacertado. Y es que en esta película del actor (y muy ocasionalmente director) Michael Pataki, efectivamente hay una casa (más que una mansión propiamente dicha, en el sentido que habitualmente se otorga al término, dentro de la cinematografía de terror) y desde luego, hay un grupo de personajes presos en la misma a los que el calificativo de "condenados" les cuadra a la perfección.

¿Y quiénes son dichos "condenados"? Pues ni más ni menos que las víctimas de los experimentos (en este caso, operaciones quirúrgicas) del recurrente "mad doctor" de toda la vida. Un mad doctor que, sin embargo, aquí nos presenta algún que otro rasgo, si no de originalidad, al menos aceptablemente novedoso.

El mad doctor encarnado por Richard Basehart no es el típico científico chiflado que da vida a mutaciones abominables, ni nada por el estilo. Aquí, de lo que se trata, es de devolver la vista a la pobrecita hija del matrimonio encarnado por Basehart y la mítica Gloria Grahame (ya en el tramo final de su carrera, en el cual era frecuente verla dentro de productos del género).

En ese sentido, además de por los visos de cierta "humanidad" que nos da la voz en off del personaje, desesperado por que sus operaciones resulten finalmente exitosas, tras uno y otro fracaso a fuerza de secuestrar y encerrar a sus víctimas para extirparles los ojos y trasplantárselos a su vástaga, este cirujano loco es un padre de familia todo lo desequilibrado que se quiera, pero que no aspira a dominar el mundo, ni nada que se le parezca.

Eso no quita para que la mecánica del filme sea la previsible en un producto de esta índole, con el médico raptando a sus potenciales "conejillos de indias", casi siempre chicas de buen ver, para acto seguido encerrarlas en un sótano de su propia casa, ya desprovistas de visión.

La película, sin ser nada del otro mundo, sí resulta entretenida y su previsibilidad no le resta interés en ningún momento. No hay excesiva truculencia, aunque no conviene obviar el siempre gran efecto que provoca cualquier temática de horror relacionada con esas partes del cuerpo que son los ojos. En ese aspecto, el filme tampoco es parco en momentos angustiosos.

En resumen, un producto típicamente setentero, que mezcla de forma hábil los habituales elementos del "psychokiller" y el "mad doctor" dando como resultado una obra que, sin ser "Ojos sin Rostro" de Franju, ya quisiera haber conseguido nuestro Jess Franco en cualquiera de sus múltiples aproximaciones a esta clase de argumentos (especialmente si nos referimos a su etapa más tardía).