miércoles, 27 de enero de 2010

"Huellas de pisadas en la Luna", de Luigi Bazzoni


FICHA ARTÍSTICA:

Título original: Le Orme/ Director: Luigi Bazzoni/ Producción: Luciano Perugia, Marina Cicogna/ Guión: Luigi Bazzoni, según la novela Le orme, de M. Fanelli/ Fotografía: Vittorio Storaro/ Música: Nicola Piovani/ Montaje: Franco Arcalli/ Efectos Especiales: Carlo Ventimiglia/ Intérpretes: Florinda Bolkan, Peter McEnery, Lila Kedrova, Nicoletta Elmi, Klaus Kinski, Caterina Boratto, Evelyn Stewart, Esmeralda Ruspoli, John Karlsen, Rosita Torosh. Italia. 1975. Color, 93'.

En los años setenta, los bolsilibros o también llamadas "novelas de a duro" arrasaban en los kioskos. Entre sus autores, muchos de ellos más que estimables, brillaba con luz propia un nombre: Silver Kane (Francisco González Ledesma). Y destacaba porque sus narraciones, da lo mismo el género en el que se incluyesen, se caracterizaban por unas atmósferas verdaderamente peculiares. Especialmente las de terror.

No hay por qué ser un erudito en bolsilibros de terror de Silver Kane para disfrutar con esta singular película de Bazzoni, desde luego. Pero sí resulta agradable constatar que en muchas ocasiones, aunque los creadores no estén en modo alguno relacionados o "interconectados", son capaces de pergeñar obras con características similares. Tal vez por inspirarse en parecidos estímulos y coincidentes formas de entender la realidad, o más bien lo que acecha tras ella.

En "Huellas de pisadas en la Luna" la protagonista casi absoluta es Florinda Bolkan. Una muy buena actriz a la que pudimos ver en las primeras y más que reivindicables películas de terror de Lucio Fulci ("Angustia de silencio", "Una lagartija con piel de mujer"...) y a la que en España se recuerda también por la célebre serie sobre la mafia "La Piovra", emitida a finales de los ochenta.

Bolkan interpreta a Alice, una mujer que trabaja de traductora-intérprete y que, de repente, se da cuenta de que ha "perdido" tres días de su vida sin saber cómo ni por qué. A partir de ese momento, se verá inmersa en una atmósfera casi surrealista llena de misterios y amenazas inconcretos, de los que intentará desentrañar el origen. Un origen que parece extrañamente relacionado con el satélite lunar y una dramática expedición al mismo.

El filme no es "fácil", en el sentido de que el espectador debe poner de su parte para dejarse contagiar por esa atmósfera absolutamente onírica (cuando no pesadillesca) que lo envuelve todo. Una atmósfera a ratos insinuada y a ratos plasmada en imágenes plagadas de poder sugestivo, de la que el personaje de Bolkan queda presa y que se refleja a las mil maravillas en sus rasgos atractivos y duros a la vez. Alice camina por esos escenarios misteriosos (aunque no explícitamente tétricos) que parecen reconocerla y acecharla a un tiempo, como quien camina en mitad de un sueño del que no consigue despertar.

Aquí no encontraremos pasajes violentos o sanguinolentos. En ese sentido, estamos más cerca de los terrenos de un Lynch o incluso de un Fellini, que de Bava o Argento. Sin embargo, algo de las atmósferas "giallo" también asoman por la cinta, asemejándola en parte a algunas obras de Pupi Avati. En cualquier caso, la fuerza de las imágenes con una maravillosa fotografía del gran Vittorio Storaro lo llenan todo, amén de una exquisita partitura de Nicola Piovani.

Ni siquiera el hecho de que (como por otro lado se adivina) el guión no llegue a "cerrar" del todo los enigmas de la trama, juega en contra del filme. Al contrario, elementos como la no explicada presencia del personaje de Klaus Kinski, o la propia secuencia final, dejan un poso de inquietud que no hacen sino refrendar todo lo apuntado a lo largo de la película.

Con ello, "Le Orme" se convierte en la que es seguramente la mejor película de su director. Un cineasta que no fue nada prolífico, pero que nos dio muestras tan valiosas para el género como "El día negro" o "La mujer del lago". O lo que es lo mismo: un giallo atípico ("Le Orme"), otro típico ("El día negro") y un pre-giallo ("La mujer del lago"). Auténticas gemas del terror y el suspense transalpino, las tres.

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